Fraccionamiento hormiga; suma La Primavera 595 casas
Fotografía: Ben Younes




Guadalajara, Jalisco. Por Violeta Meléndez

En el papel, el bosque de La Primavera es un Área de Protección de Flora y Fauna por el gobierno federal y Reserva de Biosfera por decreto internacional, pero en la práctica, se tolera la construcción de nuevas fincas, remodelación con miradores privados, restaurantes y hasta tiendas de regalos.

De forma aislada y silenciosa, propietarios e invasores han logrado fincar en la actualidad 595 casas dentro del polígono de protección, de las cuales solo 229 fueron construidas antes del decreto que prohíbe este tipo de desarrollos y se consideran legítimas, mientras que 366 son irregulares y debido a ello, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) ha iniciado procesos administrativos contra 240. Solo dos han sido demolidas.

Fotografía: Ben Younes

Esta información se desprende de un censo realizado por el Organismo Público Descentralizado del bosque, citado en el borrador del nuevo plan de manejo que este medio tuvo acceso (disponible abajo) a través de transparencia. Dicho instrumento no ha entrado en vigor pese a tener cuatro años en proceso de actualización.

“El problema que se tiene es que el bordo del bosque es sumamente poroso, se tienen reconocidos alrededor de 30 lugares por los que se puede ingresar a los caminos internos del bosque y hay una completa ausencia de control al respecto, no hay personal suficiente para poder estar vigilando, entonces poco a poco en operación hormiga han sucedido estas edificaciones”, declaró Pedro Alcocer, de la asociación civil Anillo Primavera.

“¿Qué queremos para el bosque? Es una pregunta que nos tenemos que hacer, si lo queremos para actividades de conservación o para actividades de alguna forma productivas o de aprovechamiento (...) creo que es importante priorizar la conservación frente al aprovechamiento, parecería que a veces las autoridades o algunos encargados en turno están más a favor del aprovechamiento que de la conservación”, añadió.

El borrador del nuevo plan de manejo de la Reserva reconoce un serio problema interno que complica organizar el territorio: la alta cantidad de propietarios con diferentes visiones sobre lo que debería hacerse y permitirse dentro del bosque. Al menos, hay 189 dueños de tierras forestales.

Fotografía: Ben Younes

Uno de ellos es Ramón Sánchez, propietario del predio Picnic, una de las 229 viviendas construidas antes de que fuera zona protegida. Sánchez es conocido por prestar sus terrenos para helicópteros que combaten incendios, a ciclistas que ruedan en el bosque, instalar bebederos para animales silvestres en estiaje y demás actividades dentro de la zona.

También es uno de los más criticados por los paseantes que ingresan por prolongación Mariano Otero al haber fincado infraestructura como una residencia amurallada, un mirador privado y un centro demostrativo de educación ambiental, aún inconcluso, con sus debidos permisos de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales.

“Su servidor sí tengo aquí algunas construcciones pero siempre he comprado el terreno con alguna construcción y yo he solicitado solamente para reparar las construcciones porque yo no estoy de acuerdo en que se construya en el bosque, que se le dé mantenimiento sí y con pocas personas que vivan aquí se va a cuidar mejor el bosque”, comentó Sánchez en entrevista, quien además considera que a los propietarios se les debería dar la oportunidad de construir de manera moderada dentro de La Primavera.

“No se puede hacer nada en el bosque si no lo autorizan los propietarios, es propiedad privada y los ejidos (...) Si al propietario de una hectárea le dejan construir 50 metritos, que es menos que esto, son 5 por 10 , él cuida esa hectárea. Yo , que no está de acuerdo mucha gente ni los propietarios en ocasiones, estaría de acuerdo en que máximo dejaran construir .5 por ciento”, comentó.

Las consecuencias de permitir que se siga fincando dentro del área natural protegida son perder la conectividad interna del bosque con las bardas y cercados de las propiedades, que se elimine la cobertura vegetal, se degrade el suelo y se incrementen las probabilidades de tener incendios forestales.

Fotografía: Ben Younes

El plan de manejo, que aún no tiene fecha para entrar en vigor, asienta que las autoridades del bosque tienen un débil control de las actividades y sus actores, pues incluso permiten el ingreso de camiones cargados de material de construcción solo con dar el nombre de algunos propietarios.

“Existen  proyectos relevantes  como el que está ubicado  en el predio del Picnic (que  dicho de paso es UMA). Desde el  2012 se construye una torre cuya finalidad  se desconoce, aunque refiere un proyecto de educación ambiental y museo. Destaca  también el rancho de nombre La Providencia, en el kilómetro 15.5 de Mariano Otero  ya que en éste se construyó un par de cabañas con el objetivo de realizar actividades  de educación ambiental. Terminó por ser recinto para recibir campamentos de rehabilitación de  grupos de ex adictos al alcohol y/o drogas, que realizan terapias dentro del bosque”, señala el documento.

“Existe  un doble propósito,  donde el propietario asegura  realizar proyectos en favor del  bosque o con fines de fomentar  la educación ambiental, pero son en  su mayor parte propiedades para uso y disfrute personal o pecuario”, reconoce.

Otras presiones que se reconocen dentro del bosque son la erosión por actividades como el ciclismo y motorismo, éste último está prohibido, así como la introducción de especies exóticas, proyecto geotérmico de la Comisión Federal de Electricidad y la presencia de crimen organizado, según el borrador del nuevo plan de manejo.

Este medio solicitó entrevista con la dirección del OPD del bosque, pero no obtuvo respuesta.