Los estadounidenses rechazan vivir una vida con aranceles




Washington, Estados Unidos.

La vicepresidenta para comercio internacional de la Asociación de Líderes de la Industria al por Menor, Hun Quach, dijo "301 es un impuesto para la cama", "es un impuesto para lavarse los dientes", "para la comida", "para tu guardarropa de invierno".

Para representar su negativa a la iniciativa de Estados Unidos de defender el artículo 301 de su legislación comercial sobre presuntas violaciones chinas a la propiedad intelectual, Quach llegó con una canasta de productos de supermercado al comité donde se discute la iniciativa.

Si procede la propuesta los aranceles "afectarán el presupuesto de las familias norteamericanas, especialmente las de ingreso bajo y medio, que duramente pueden pagar por los productos de consumo diario", dijo.

Quach es una de los 300 empresarios y representante de asociaciones industriales que asiste a las audiencias públicas propiciadas por la Oficina para la Representación Comercial de Estados Unidos (USTR, por sus siglas en inglés) que tratan la decisión de Washington de fijar aranceles por 200 mil millones de dólares a productos chinos.

Cientos de testigos de una amplia gama de sectores a lo largo del país, de forma abrumadora, instaron al gobierno a no aplicar aranceles a las importaciones chinas, que son importantes para las empresas, los empleos y los consumidores estadounidenses.