La erupción volcánica en Islandia continúa perdiendo intensidad
Fotografía: EFE/ Protección Civil De Islandia




Copenhague, Islandia.

La erupción volcánica que comenzó ayer por la mañana en la península de Reykjanes (suroeste de Islandia), la tercera en esa zona en los últimos dos meses, continúa perdiendo intensidad, informó este viernes la Oficina Meteorológica de este país nórdico (IMO, por sus siglas en inglés).

El IMO apuntó en su parte de hoy, fechado a las 13.00 GMT, que la actividad sísmica, que ya había empezado a reducirse ayer, decreció "todavía más" durante la noche y, esta mañana, sólo dos cráteres eruptivos estaban activos.

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Formación de un dique volcánico en Islandia.
Información: AFP

"Durante las últimas horas no se ha observado ningún flujo de lava en las cámaras web, pero la actividad dentro de los cráteres podría seguir en marcha", señaló el IMO.

Las estimaciones oficiales indican que, desde el inicio de la erupción a las 6.02 GMT hasta las 13.00 de ayer, fueron expulsados casi 15 millones de metros cúbicos de lava.

"Aunque la erupción se ha reducido de forma significativa, todavía es demasiado pronto para asegurar que ha terminado", avisó el IMO.

La erupción se produjo en la misma zona que la del pasado mes de diciembre, que duró tres días.

Emergencia por falta de agua caliente

Las autoridades mantienen la situación de emergencia declarada hace 24 horas por la interrupción del suministro de agua caliente en Suðurnes, al dañar la lava una tubería, y que se estima ha afectado a unas 25.000 personas.

Se han desplazado a la zona calentadores eléctricos y generadores de apoyo y se ha habilitado un refugio para quienes carecen de calefacción, debido a las bajas temperaturas en la zona.

La falta de agua caliente ha alcanzado también al cercano aeropuerto internacional de Keflavík, aunque sus operaciones no se han visto afectadas.

  • La Laguna Azul, el famoso balneario geotermal situado en la zona y que ya se vio afectado en las anteriores erupciones, ha sido cerrado de forma temporal.

La actividad sísmica registrada en la península de Reykjanes ya llevó a las autoridades a declarar la situación de emergencia a finales de noviembre y a anunciar una inminente erupción, lo que provocó que Grindavík fuese desalojada.

La explosión se produjo finalmente el 19 de diciembre, pero remitió cuatro días más tarde, y las autoridades permitieron el regreso a finales de ese mes de los residentes cuyas viviendas no hubiesen resultado dañadas por los seísmos.

La última erupción en la zona, que provocó una nueva evacuación, comenzó el 14 de enero y se prolongó durante dos días.

Islandia es una isla volcánica situada en el Atlántico Norte que tiene una población de unos 370.000 habitantes y una extensión de más de 100.000 kilómetros cuadrados.