Quería ser sacerdote pero se enamoró en el Seminario de GDL




Guadalajara, Jalisco.

"Nunca pensé encontrarme con otra persona dentro del seminario y enamorarme de ella. Mi intención era recta" el destino era otro para Adrián, un joven que aspiraba a ser sacerdote.

Adrián, decidió ingresar a esta institución a la edad de 15 años, cuando sintió la necesidad de dedicar su vida a servir a Dios. Su nombre, ha sido cambiado para conservar su anonimato. Sin embargo, esta es una historia real que sucedió en el Seminario de GuadalajaraNo fue sencillo adaptarse, dice Adrián. Tuvo miedo. Sabía que al entrar al seminario, cambiaría su vida para dedicarla a Dios. Mucho estudio y mucha oración. No imaginó que estaría encerrado las 24 horas del día en el seminario conviviendo con puros hombres.

"Entré al seminario sabiendo que era una persona homosexual. Pero como lo ves desde afuera, piensas que vas a estar viviendo el celibato, vas a estar haciendo cosas de Dios. Pero al momento de entrar, yo no tomé en cuenta que iba a estar rodeado de puros hombres. Llego al seminario y me topo con puros hombres, y aunque mi intención siempre fue recta, nunca pensé encontrarme con una persona ahí adentro", comentó.

- Se enamoró de un compañero -

Tres años más tarde, tuvo que abandonar el seminario. Se dio cuenta que estaba enamorado de uno de sus compañeros y aunque solicitó ayuda espiritual de los clérigos del seminario, lo único que obtuvo fue su salida.

Refirió que la convivencia diaria y la relación fraternal que se tiene al interior del seminario, fue en parte lo que despertó ese sentimiento de amor hacia otro de los seminaristas y lo que detonó su salida del claustro.

"Conocí a un compañero, con quien me la empecé a llevar muy chido, teníamos una relación de amistad, pero yo como persona homosexual llegue a un punto de enamorarme de él, y pues de querer tener una relación con él (…) El estar rodeado entre puros hombres y a la edad que tenemos entre los 15, 16, y 17 años. Tu cuerpo está experimentando, está naciendo tu sexualidad y entonces, el primer acercamiento que tienes es con hombres, no tienes otra cosa en tu camino más que hombres". No puedes estar aquí: rector.

El amor que sentía hacia su compañero, no era correspondido. Adrián acudió al padre espiritual, quería que lo ayudarán y fue valiente al confesar el amor que sentía hacia uno de los seminaristas, pero finalmente el padre rector fue quien determinó que ya no podía estar ahí.

"Pasaron los días y como a la media semana, me habla un compañero y me dice: Te habla el rector del seminario. Fui y pregunté que qué paso y pues era lo que ya le habían comentado los otros sacerdotes:

- Quiero que me lo expliques tú ¿qué paso?´ le dijo el rector

- Padre pues estoy enamorado de tal.

-No pues tú ya no puedes estar aquí, respondió el clérigo

-¿Pero por qué no?

-Porque una persona como tú no puede estar aquí hasta que definas tu sexualidad" .

- Fue la mejor decisión -

A cuatro años de haber dejado el seminario, Adrián considera que fue una buena decisión el que lo invitarán a salir del claustro porque quizá podría darse nuevamente una situación de enamoramiento y sería engañarse. "Sí pasó una vez, podría haber pasado en otra ocasión. Porque al enamorarme de esta persona, yo sentí que me estaba fallando a mí mismo, le estaba fallando a Dios; le estaba fallando a mi familia y a todas las personas que me ayudaban, y dije no".

"Engañar a Dios, jamás; Engañar a mi familia, no me gusta, y mucho menos engañarme a mí mismo. Así que, fue una decisión buena el salirme, porque puedo ser yo mismo, y ya no le estoy fallando a nadie; no le falló a Dios, no me fallo a mí mismo ni a mi familia, y sigo siendo yo", comentó.

Admite que el seminario le ayudó a encontrar el amor de Dios en su homosexualidad, y es algo que agradece, y que a pesar del conflicto entre la iglesia y la comunidad gay, él está consciente de que Dios no rechaza a nadie.

"Al momento de entrar al seminario fue donde tuve mi mayor encuentro con Dios y más en el momento cuando el padre me dijo: Tú ya no puedes dormir aquí. Días antes, habíamos tenido una oración nocturna y fue el momento en el que yo sentí que Dios me hablaba (…) El estar delante del Santísimo, el estar delante de Dios presente y el sentir que te habla. Créeme que es lo mejor que puedes experimentar dentro de tu vida, por eso digo que Dios no está peleado con una persona que es homosexual, porque yo experimente su amor, desde el momento que me pidió no estar ahí, yo sentí que fue de Dios, no de mis formadores", relató.

Como se vive la homosexualidad al interior del seminario. Aunque muchos de los chicos que ingresaban al seminario no declaraban abiertamente sus preferencias sexuales, sí existían rumores, chismes y cuchicheos sobre relaciones amorosas entre los mismos seminaristas, manifestó Adrián. "Al interior del Seminario, nunca me tocó ver acercamiento entre chicos; yo verlos así, nunca. Se decía que se hacía pero jamás vi. Rondaban los chismes como en todos lados pero yo jamás llegue a ver que pasara eso adentro. Se decía que fulanito y fulanito andaban, que fulanito y fulanito hacían y qué se hacían y todo ese tipo de cosas".

La "carrilla" para esos chicos, dice, era muy fuerte, los mismos seminaristas eran quienes la generaban, inclusive, asegura, es más fuerte que la carrilla que se hace afuera del claustro.

"Hacia mi persona nunca llego a ver un ataque de homofobia, quizá porque yo nunca demostré como otras personas el amaneramiento, y de otras personas si era muy evidente su homosexualidad y a esas personas si las atacaban. Les decían: Que puto, que joto y que tú eres esto y aquello", recordó. Aseguró que de parte de los sacerdotes encargados del seminario, nunca hubo actos de discriminación hacia los jóvenes que demostraban su amaneramiento, o sus preferencias.

Siempre eran muy respetuosos.

Este 4 de marzo es el día del Seminario de Guadalajara, la escuela para ser sacerdote dentro de la iglesia católica.