Directivos de Oxfam contrataron a prostitutas tras el terremoto de Haití




Londres, Inglaterra.

La ONG británica Oxfam se ha visto envuelta en un escándalo al destaparse que directivos y cooperantes de la organización contrataron a prostitutas en Haití poco después del terremoto que devastó el país en 2010, según revela una investigación del diario británico "The Times".

En respuesta a esas acusaciones, la organización, fundada en Oxford (Inglaterra) en 1942 y que recibe cerca de 300 millones de libras (338 millones de euros) de fondos públicos al año en el Reino Unido, admitió hoy en un comunicado que el comportamiento de sus trabajadores fue "completamente inaceptable".

Un portavoz de la ONG negó, sin embargo, que se intentara ocultar los hechos y subrayó que se llevó a cabo una investigación interna en 2011 para "cortar de raíz" esos comportamientos y "tomar medidas contra aquellos que estuvieron involucrados".

Un documento interno al que ha tenido acceso "The Times" revela que Oxfam aceptó la dimisión de tres hombres y despidió a otros cuatro en el marco de una investigación sobre "explotación sexual, descargas de pornografía, abusos de poder e intimidaciones".

Uno de los hombres que abandonó su cargo sin recibir ninguna acción disciplinaria fue el entonces director de la ONG en Haití, Roland van Hauwermeiren, que según el diario admitió haber mantenido encuentros con prostitutas en una "villa" alquilada para él por la organización humanitaria.

A pesar de esa confesión, la directora ejecutiva de Oxfam en aquel momento, Barbara Stocking, ofreció al cooperante belga una "salida por fases y digna", en lugar de despedirle, para evitar "implicaciones potencialmente serias" para la reputación de la ONG, según desvela "The Times".

El informe confidencial que detalla las pesquisas internas de la organización humanitaria subraya que existía una "cultura de la impunidad" entre su personal destinado a Haití y advierte de que podría haber menores de edad entre las mujeres que sufrieron explotación sexual por parte de los cooperantes.

"No se puede descartar que alguna de las prostitutas fuera menor de edad", señala ese documento, si bien el comunicado que divulgó hoy la organización subraya que esas suposiciones "no fueron probadas".

La investigación de "The Times" recoge que diversas fuentes "conocedoras del caso" sospechaban que algunas de aquellas chicas eran menores de edad, mientras que una de esas fuentes relató cómo los cooperantes invitaban a grupos de jóvenes prostitutas a "fiestas" en su alojamiento.

Aseguró además haber visto filmaciones de esas supuestas fiestas que describió como "orgías de Calígula" con mujeres que vestían camisetas de Oxfam.

La prostitución es ilegal en Haití, donde la edad mínima para mantener sexo consentido es 18 años.

Pagar por tener relaciones sexuales va asimismo en contra del código de conducta de la propia organización humanitaria y de las normas de Naciones Unidas para los cooperantes.

Según "The Times", un portavoz de la ONG afirmó que decidieron no informar sobre el comportamiento de sus trabajadores a las autoridades haitianas porque "era extremadamente improbable que se tomara acción alguna".

En septiembre de 2011, la organización hizo público que algunos de sus trabajadores habían abandonado sus puestos tras una investigación sobre conducta inapropiada.

En aquel anuncio, detalló que los problemas no estaban relacionadas con un fraude económico, pero no especificó que tuvieran que ver con asuntos sexuales, según el diario británico.

Un portavoz de la organización aseguró hoy que aquella investigación interna llevó a la ONG a establecer un equipo dedicado a evitar casos similares y abrió un canal para recibir acusaciones de forma confidencial.

La Comisión de Organizaciones No Gubernamentales del Reino Unido, que depende del Parlamento británico, afirmó a través de un portavoz que espera que Oxfam demuestre que "ha aprendido la lección de incidentes pasados y está dando todos los pasos necesarios" para evitar escándalos similares.

La labor de la organización en Haití fue parte del esfuerzo internacional para tratar de paliar los efectos del terremoto que sacudió Puerto Príncipe, que dejó 220.000 muertos, 300.000 heridos y 1,5 millones de personas sin hogar.