Despiden al “Guaymas” como un héroe popular al que se le negó la justicia en vida
Fotografía: Ignacio Pèrez Vega




Guadalajara, Jalisco.

El Auditorio Salvador Allende de la Universidad de Guadalajara (UdeG) se ocupó en su totalidad (salvo los espacios inhabilitados por la pandemia) para rendirle un homenaje póstumo a Álvaro Mario Cartagena López, ex guerrillero de la Liga Comunista 23 de Septiembre, quien falleció el pasado 13 de julio, a los 69 años de edad.

En las butacas estuvo presente su familia, amigos de la infancia del Barrio de Medrano y la calle 50, compañeros de lucha y normalistas rurales de Mactumactzá, Chiapas.

El “Guaymas” era, quizás, el ex guerrillero mexicano más conocido y querido, explicó el periodista Rubén Martín, en su columna.

Mario Álvaro Cartagena nació el 19 de febrero de 1952 en una ranchería de Guaymas, Sonora. En la adolescencia llegó a Guadalajara para estudiar la secundaria y cursó la preparatoria en la Escuela Vocacional, donde militó en el Frente Estudiantil Revolucionario (FER) que buscaba democratizar a la UdeG, dominada entonces por la Federación de Estudiantes de Guadalajara (FEG).

Años después, mientras estudiaba en la Escuela de Agricultura de la UdeG, participó junto con cientos de jóvenes en la creación de la Liga Comunista 23 de Septiembre.

Alejandra Cartagena López, abogada y hermana del “Guaymas”, explicó que Mario Álvaro fue un hombre sencillo, pero en realidad fue un “ser de otra galaxia”.

“Creo indudablemente que el ‘Guaymas’ era un ser de otra galaxia. Congruente siempre, sin protagonismos, fuerte y valiente. Él estuvo en cada sitio al que se le invitó, sin fobias, sin filias, sin protagonismos. Era necio, sí, pero tenía que contar la verdad. ¿Y cuál era la verdad? Que fue detenido, torturado, que estuvo en el Campo Militar Número 1, que creo que es el único que sobrevivió, pero, además, que vio a sus compañeras desaparecidas ahí. Desde que salió, con apenas 40 kilos, tomó sus muletas y siguió marchando y siguió visibilizando y siguió denunciando, sabiendo que probablemente podía morir”, relató.

Armando Rentería, compañero del “Guaymas” en la guerrilla y quien fue su compadre, habló de las detenciones que vivió Cartagena, su fuga del Penal de Oblatos, en 1976, y de las torturas que recibió en el Campo Militar Número 1 de la Ciudad de México.

"Hay puntos de referencia sobre su vida, muy difundidos. Capturado y torturado en febrero de 1974, preso en la cárcel de Oblatos, hasta que se fugó junto con otros cinco militantes de la Liga Comunista 23 de Septiembre, en enero de 1976. De nuevo en la lucha clandestina, destacó en la militancia, fue parte del Comité militar, fue instructor, diseñador de polígonos de tiro. Participó en incontables acciones armadas y, ante todo, en el reparto de propaganda y del periódico Madera”, manifestó.

En los años recientes, Mario Álvaro Cartagena se dedicó a contar su historia y la del grupo subversivo del decenio de los años 70, con la convicción de dejar un legado a las actuales generaciones sobre el testimonio de un sobreviviente de los crímenes del Estado mexicano.

Al “Guaymas” le quedó pendiente recibir justicia tras su detención clandestina en el Campo Militar Número 1, donde perdió una pierna, un asunto del cual el Presidente Andrés Manuel López Obrador se comprometió a llegar al fondo del caso.

Ahora, tras su deceso el 13 de julio, uno de sus hijos dijo que, ese día, su padre dejó de ser Mario Álvaro Cartagena López para convertirse en un “héroe popular”.


Ignacio Pérez Vega